*Esta es la versión traducida de la entrevista. Pincha aquí para acceder a la original.
Gaitero, compositor y docente, Isidro Vidal empezó desde muy pequeño en el mundo de la música, especializándose en su vertiente más tradicional. Aunque muestra una gran pasión por su cultura, también guardia un hueco para la vanguardia y la experimentación en sus proyectos musicales. Tuvimos el honor de poder hablar con este artista y antiguo alumno de Mayeusis sobre su recorrido profesional, el futuro de la gaita gallega y su paso por las clases de nuestro profesor Ernesto Campos.
Comenzaste desde muy pequeño a tocar un instrumento tan tradicional como la gaita gallega. Con el paso de los años fuiste adentrándote cada vez más en la cultura musical gallega, estudiando percusión tradicional, acordeón y etnomusicoloxía. ¿Cuáles son las razones por las que apostaste por este tipo de música?
Entré en contacto con la música tradicional de una forma muy natural a los 7 años, y cuando me di cuenta, formaba parte de mi vida, tanto como asistir al colegio. Desde muy pequeño esta música me dio la posibilidad de no solo conocer más mis raíces, sino de conocer numerosas culturas y países.
Cuando tenía 12 años participé en el Festival de gaiteros de Strakonice (República Checa), siendo mi primera incursión internacional (sin contar Portugal, país que cuento como una extensión más de la Galicia, y que ya había visitado años anteriores). Desde entonces, participé en numerosos festivales internacionales, actuando en media Europa o Estados Unidos, pudiendo establecer conexión con músicos internacionales con los que poder intercambiar opiniones o informaciones.
Cuando tenía 15 años, rozaba las 100 actuaciones anuales, lo que es 1/3 del año. Mientras mis compañeros de clase se dedicaban a las consolas, al fútbol o a la televisión, yo invertía este tiempo en música, y cuando te das cuenta, te ves estudiando numerosos instrumentos y carreras todas relacionadas con la música tradicional.
Aprendí a disfrutar de la música a través de la música tradicional (haciendo pequeñas incursiones en otros estilos) y aposté todo a ella.
Fuiste alumno del Conservatorio Mayeusis. ¿Cómo recuerdas tu paso por nuestras aulas?
Lo recuerdo muy bien, sobre todo la lareira, el aula en la que Ernesto Campos impartía la materia de gaita gallega. Es difícil hoy en día encontrar un aula como aquella. Estar en un centro en el que predomina el ámbito de la música académica, y encontrarte a un artesán en el aula hace que te sientas en tu salsa. Es decir, nosotros en el grado profesional estudiábamos mayormente música tradicional, y en el aula se respiraba ese sabor a tierra, a las raíces.
2018 fue un año especial para ti. Completaste con éxito tu propio reto de componer una pieza musical de gaita al día, consiguiendo más de 90.000 descargas online. ¿Cómo valoras la experiencia y qué aprendizajes surgieron durante lo proceso?
La composición es algo que llevo practicando desde muy pequeño, y ya en el 2008 escribía todas las noches un par de líneas musicales, de las que solo una obra vino a la luz. Fue mi forma de aprender a componer. Luego realicé algunas asignaturas sobre composición, y en el 2018 creí por fin que valía como compositor, y el reto de componer una pieza al día y publicarla en redes sociales era la mejor estrategia de marketing que podía realizar.
Fue una experiencia muy bonita, porque había interacción con el público. Con cada partitura que publicabas, sentías el calor del público. Podías leer sus impresiones, e incluso alguna vez cuando se acercaba la noche y no había publicado la partitura, recibía numerosos mensajes de preocupación, recordándome que tenía que escribir la obra del día. La verdad, creo que fue el proyecto más grande que hice, en el que mucha gente hizo que fuera posible completarlo, por sus ánimos y valoraciones positivas.
De este proyecto aprendí no solo a componer mejor, sino a buscar nuevas fuentes de inspiración, y a valorar mucho más a la gente que hay detrás de la pantalla. Muchas veces los artistas parecemos robots haciendo publicaciones tipo, pero este tipo de proyectos ayudan a que podamos ser más humanos. Hoy en día mis publicaciones son todas naturales, comparto cuando lo necesito y de una forma transparente. No quiero máscaras ni disfraces para relacionarme con mi público, gracias a ellos estoy donde estoy.
En los últimos años la música tradicional gallega está reinventándose y fusionándose con otros estilos. Tu mismo lanzaste en 2019 ‘Boom’, un single con una base electrónica que, como puede verse en el videoclip, invita al baile urbano. Grupos como Boyanka Kostova siguen esa línea, juntando minera y trap. ¿Ves en esas fusiones el futuro del instrumento o crees que perdurará por encima de todo su esencia tradicional?
En el presente claro está que la fusión es muy importante, tenemos ejemplos de éxito que nos lo demuestran. Baiuca es un proyecto que nació de un gallego que vive en Madrid, y consiguió que en las pistas españolas la gente bailara canciones en gallego, para que luego digan que el gallego solo sirve dentro de Galicia…
Si miramos al pasado tenemos varios ejemplos como Spiritu 986 que ya fusionaban gaita con música de discoteca, o la discografía de Carlos Núñez quien pasó su carrera fusionando la gaita con diversos estilos. La fusión es riqueza, y es el presente. Pero la música tradicional es algo que hoy está muy vivo, y será la música que perdurará frente las fusiones, porque es nuestra música. Yo puedo subirme a un escenario y hacer música de fusión, pero cuando me junto con mis amigos, las tapas de pulpo a feria del carballiño las aderezamos con música del país, porque es el nuestro, es lo que llevamos en el corazón.
Aunque la gaita gallega sea algo muy nuestro, pudiste acercarte a público internacional con tus composiciones. ¿Qué países son más receptivos la ese tipo de son?
Después de actuar en numerosos países, en general tengo la impresión de que en todas las culturas gusta la gaita gallega y su sonido. En cuanto a las composiciones, fueron tocadas por gaiteros escoceses, suizos, belgas, portugueses o japoneses, por citar algunos, y las impresiones fueron todas muy buenas.
La situación vivida durante la pandemia de la COVID-19 paralizó mucho la actividad cultural, pero también está permitiendo a muchos artistas desarrollarse creativamente. Durante la cuarentena vimos cómo aprovechabas los días en la casa para subir en internet composiciones musicales con títulos tan representativos como Pausa», «Esperanza» o » Claustrofobia». ¿Se avecinan nuevos proyectos?
Yo soy de los que nunca descansan, siempre estoy realizando proyectos o dándoles forma. Actualmente tengo varios frentes abiertos en el ámbito de la docencia, de la composición o de la interpretación. Estoy componiendo para otros músicos bajo encargo, en el ámbito de la docencia este año académico dupliqué las escuelas y conservatorios en los que trabajo y en breves anunciaré un nuevo curso internacional de gaita que dirigiré yo mismo, y como intérprete el próximo mes estaré participando en el Festival Celta de México. Tengo un disco guardado en el cajón desde marzo, a la espera de que se pueda realizar una gira en condiciones para poder editarlo físicamente, y el resto de proyectos, iré anunciándolos poco a poco en función de cómo evolucione la situación sanitaria que estamos viviendo.
Ya por último, ¿te animas a darles algún consejo a nuestros alumnos que están buscando un futuro profesional en la música?
Formación. Es lo más importante, aprended a defenderos lo mejor posible con vuestro instrumento, y apoyaos en materias de composición, grabación, marketing, redes sociales y comunicación. Son los pilares del músico autogestionado.